domingo, 24 de marzo de 2013

EL ORO DEL DIABLO


" Son gente de amor y sin codicia... En el mundo creo no hay mejor gente ni mejor tierra: ellos aman a su prójimo como a  si mismos". Con esas  lisonjeras palabras dibujó Cristóbal Colón el carácter de los nativos que encontró en la isla Guanahani, y las anotó en su diario el día 13 de octubre del 1492; pero el hombre estaba atento al propósito principal de su viaje: EL ORO de la rica región de Cipango, y ese mismo día escribió: " Yo estaba atento y trabajaba  en disimulado escrutinio para saber si había ORO y vi que algunos de ellos traían un pedazuelo colgado en un agujero que tienen en la nariz."
 Su obstinado interés en averiguar de donde venía el oro, nos lo dejó escrito en su diario: "... por señas pude entender que yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur, que estaba un rey que tenía grandes vasos de ello, y tenía muy mucho."Esas informaciones lo condujeron a enfilar la proa hacia el sudoeste..." a buscar el oro y piedras preciosas".

Al almirante le resultó grato y admirable tratar con gente tan mansa y desinteresada,  que dan lo que se les pida a cambio de "tazas de vidrio rotas" y espejitos.  

 El oro era elusivo, pues los nativos de las primeras islas visitadas apenas traían pequeñas muestras, y referían que esos   "pedazuelos" provenían de una tierra grande; esas confidencias animaron  su instinto comercial, y siguió navegando, intuyendo que cada vez estaba más cerca de la "la isla a que ellos llaman Samoet,  de donde es el oro".

Mientras sus tres carabelas fondeaban en puerto seguro, Cristobal enviaba algunos de sus hombres acompañado de uno de los indígenas capturados Guanahani a explorar tierras más adentro, y las noticias eran alentadoras, pues los nativos aseguraban la existencia de " un rey que traía mucho oro".  Valía la pena seguir buscando, pues era gran ventaja  que podría conseguir oro a cambio de cuentecillas de vidrio.


«Quisiera hoy partir para la isla de Cuba, que creo que debe ser Cipango, según las señas que dan esta gente de la grandeza de ella y riqueza, y no me detendré más aquí ni...esta isla alrededor para ir a la población, como tenía determinado, para haber lengua con este rey o señor, que es por no me detener mucho, pues veo que aquí no hay mina de oro; que hay en estas islas lugares adonde cavan el oro y lo traen al pescuezo, a las orejas y a los brazos y a las piernas", escribió el almirante, persuadido de que el oro que buscaba estaba en Cuba.



Los nativos cubanos le informaron que donde había mucho oro era en Babeque,  y a  poco de llegar los españoles a la isla Tortuga, "a trueque de cuentezuelas de vidrio rescataron algunos pedazos de oro labrado en hoja delgada".  Esto alegró al almirante, que no perdía de vista el propósito de su viaje, y  "en  amaneciendo, dio las velas para ir su camino a buscar las islas que los indios le decían que tenían mucho oro, y de algunas que tenían más oro que tierra."

El oro de nuestra tierra resultó escaso para la ambición de los europeos, y para obtener algún fruto sometieron a los indígenas a jornadas extenuantes; cada vez se hizo más improductiva la obtención de oro,   y en la  medida que escaseaba el metal crecía la ira de los conquistadores, que optó por convertir a los indígenas en objeto de comercio para comenzar la escasez del precioso metal.
Sin embargo, en Babeque había y hay oro...mucho oro. Ese fue el regalo de la naturaleza para el beneficio de los  pobres de esta tierra, que aún no han recibido absolutamente nada del oro  que les pertenece, y que como hace quinientos y tantos años sólo ha servido para satisfacer la codicia  y la ambición  de extranjeros, que siempre han encontrado   lacayos criollos para favorecer sus intereses.

Intentamos obtener provecho, y las intenciones se quedaron en un papel,pues  el interés  del pueblo fue sacrificado por la ambición de un par de nativos  que cegados por la ambición, a cambio de un "pedazuelo",  entregaron a la codicia de la Barry Gold  la fuente que produce el oro.


Leonel Fernández y Miguel Vargas  se asociaron para entregar a la Barry Gold el oro de los dominicanos; ahí no hubo negociación, sino entreguismo. El ideológo de la entrega coronó su traición al interés nacional con la anuencia de un traidor a su partido político. 
Ambos se encargaron de suprimir la independencia del Poder Judicial para agenciarse impunidad. Y todo el mal que le sobrevenga a la nación dominicana, incluyendo las vidas que se pierdan y la gente que se intoxique a consecuencia de la explotación de La Mina de Pueblo Viejo es  responsabilidad. de ambos turpenes. Hasta ahora, los que clamamos justicia estamos huérfanos y sin instancias para acudir en busca de justicia. La única esperanza es Danilo Medina.

El pueblo seguirá aportando los muertos, como el joven que ilustra la imagen, cuya vida fue cercenada por agentes policiales durante una protesta contra  la Barry Gold,  en aras de preservar un  "órden público" que no existirá mientras no haya justicia social,  y mientras  personas como Leonel Fernández o Miguel Vargas  sean intocables. 

El oro dominicano, ha sido el oro del diablo, pues sólo ha servido para multiplicar las tragedias del pueblo: Hoy la Barry Gold, auspiciada por Leonel Fernández, envenena la aguas y el ambiente donde vive la gente de Cotuí.  Ayer, sobre la búsqueda de ese oro se perpetuó el genocidio de los nativos.

 Miguel de Cúneo, un compañero de Colón que también persiguió el oro dominicano, nos dejó un relato elocuente de su época: "La víspera de nuestro retorno a España, decepcionados al no haber encontrado ORO, rodeamos los cuatro poblados situados cerca de nuestro fondeadero y capturamos a 1500 salvajes, hombres, mujeres y niños grandes y los embarcamos en nuestras naos para venderlos como esclavos en España... como  la pequeña ralea (los niños) armaba un jaleo horrible, les rompimos los cráneos, los otros niños fueron devorados por las bestias ( se los echaron a los perros). Como pago de una deuda de juego, el propio Colón  me ofreció una magnífica esclava caribe de 11 años. Cuando quise ejercer mis derechos sobre ella, comenzó a gritar y se me resistió. Tuve entonces que disciplinarla con mi látigo y forzarla." 

Dignificar el contrato con la Barry Gold es contribuir a hacer justicia póstuma a nuestros aborígenes y rescatar la dignidad nacional. 
El Presidente Danilo Medina habló con la boca, pero el pueblo quiere que hable con los hechos... pues si se mantiene vigente un contrato que el propio presidente declaró INACEPTABLE,   el oro dominicano seguirá siendo EL ORO DEL DIABLO.