Los líderes religiosos, los estudiosos de nuestra realidad social y cuantas personas con capacidad de discernimiento crítico han tratado de buscar una causa de la degradación de valores que experimenta la sociedad dominicana, coinciden en señalar que la causa principal es el deterioro de la célula básica de la sociedad: La familia.
La familias dominicanas, desde las muy humildes hastas las aristocraticas, en la zona rural y en la urbana, se constituian y desarrollaban apoyada en un proveedor material, representado por el marido, y una proveedora de valores.
Esa familia compartia el almuerzo alrededor de la mesa, donde se socializaban inquietudes, necesidades y esperanzas. Cuando los hijos y las hijas constituian sus familias, replicaban el hogar de sus progenitores, y entretejian lazos afectivos y de responsabilidad muy fuertes, aprovechando las festividades tradicionales y los onomásticos para reunirse y enriquecerse espiritualmente.
Las familias eran las instituciones mas confiables; ser hijo de un reconocido patriarca era una carta de presesentación cuando se trataba de conseguir trabajo o de buscar pareja. Hoy las cosas han cambiado, y hasta la socializacion de afectos ha perdido contenido humano, pues con las nuevas tecnologías los círculos con los que interactuamos cada vez mas se encuentran en el ciberespacio.
Los hijos consumen mas tiempo chateando a traves de la redes sociales, que el tiempo que consumen compartiendo con sus padres y hermanos; el tiempo alrededor de la mesa se ha reducido, la madre sale al trabajo y regresa agotada, pasadas las seis de la tarde; el marido tiene que multiplicarse para quedar bien con la familia, en lo material, aunque es creciente el numero de los que un dia salen y no regresan, y entonces la madre-padre queda en incapacidad de desempeñar su rol.
Los hijos son succionados por medios que no transmiten valores ni conocimientos utiles, y entonces comienzan las caidas. Algunos incorporaran a su educaccion formal, sin es que logran permanecer en el sistema, las picardías que les ha inculcado el medio en que han sobrevivido, y ya adultos, se las ingeniaran para ir avanzando, a veces con zancadillas y otras atropellando, y si logran escalar y ocupar un cargo importante en la adminstracion publica, huerfanos de escrupulos, se aduenaran lo que no les pertenece.
Hipolito, un trabajador incansable, y dona Rosa, una eximia educadora, abnegados en la tarea de formar una familia ejemplar, han demostrado con creces que supieron educar, transmitir valores y entregar a la sociedad dominicana frutos de calidad. Ellos, juntos a sus hijos y nietos, constituyen un orgullo para los dominicanos y dominicanas que todavia aspiramos a vivir en una sociedad donde el merito sea tenido en cuenta a la hora de elegir y ser elegido.
Hipolito Mejia, un hombre integro, ha sido desconsiderado por funcionarios peledeistas instruidos para denostarle. Detras de esos ataques a la honra y a la moral de Hipolito, se encuentra Leonel Fernandez, ideologo de la campaña artera y mezquina urdida como defensa para distraer la atencion publica, ante el alud de indelicadezas atribuidas a funcionarios de su gobierno, incluido su socio Felix Bautista.
Hipolito se ha defendido con dignidad, pero no tiene que defenderse, pues como dice una expresiom popular, "HIERE QUIEN PUEDE, NO QUIEN QUIERE", y esas ponzoñas sin aguijón carecen de poder para penetrar la coraza de moralidad de que esta revestido el proximo presidente de los dominicanos, que con toda propiedad ha dicho " MI FAMILIA ES EL MEJOR LEGADO QUE DEJARE A LA SOCIEDAD DOMINICANA"
Por eso, votar por HIPOLITO MEJIA es darle una oportunidad a la esperanza de una mejor sociedad, pues un hombre que ha sabido transmitir a varias generaciones de su familia la reciedumbre necesaria para trabajar honestamente en pos del sustento diario, es la mejor garantia de que pondremos el erario publico, nuestro dinero, en las manos de una persona que los administrara como UN BUEN PADRE DE FAMILIA.
POR ESO VOTARE POR HIPOLITO, Y PARA GANAR DOS VECES, MARCARE AL TORO NEGRO, EN LA CASILLA 11.
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