Quirino Ernesto Castillo, narcotraficante dominicana convicto y confeso, empresario y mecenas de políticos corruptos, adquirió protagonismo inusitado cuando anunció, tras cumplir condena en Estados Unidos, que regresaría a la República Dominicana a reclamar al ex Presidente Leonel Fernández el pago de una cuantiosa deuda.
Quirino cumplió su palabra, y aunque ignoramos si su intimación produjo resultados económicos, no hay dudas de que tuvo efectos políticos, devastadores para las ambiciones de poder insaciables de Leonel Fernández, quien se había lanzado al ruedo buscando un cuarto período presidencial, pregonando que los vientos soplaban a su favor, y ante una caída precipitada de su credibilidad, y aparentemente temeroso de las consecuencias que tendría dilucidar públicamente la supuesta deuda, optó por arriar las velas.
Qurino Ernesto Castillo contó con la anuencia y protección de adversarios políticos de Leonel Fernández, enquistados en su propio partido, el Partido de la "L" Dominicana (PLD). Tan pronto regresó al país se puso a disposición del Procurador General de la República, quien es el responsable principal del Ministerio Público, órgano encargado de la investigación de los crímenes y delitos, la persecución y arresto de los delincuentes y su sometimiento a la justicia.
Uno de los abogados del capo visitó al Procurador con el encargo de tramitar un encuentro, pero el jefe del Ministerio Público evadió la propuesto y prefirió hacerse de la vista gorda y no darse oficialmente por enterado .
Don Quirino, en una entrevista radial, manifestó su intención de suministrar al Procurador información y pruebas de sus denuncias acerca del dinero que había facilitado a Leonel Fernández para financiar su campaña para las elecciones del 2004, y de paso entregarle facturas de una planta de generación eléctrica "donada" por el narcotraficante a Fundación Global Democracia y Desarrolle (Funglode), una poderosa e influyente ONG creada y dirigida por Fernandez, cuya estructuración se apoyó en recursos provenientes del lavado de activos adquiridos en su primer gobierno (1996-2000).
El asunto se quedó ahí... y el capo locuaz, como por arte de magia, enmudeció luego de que Danilo Medina asegurará la posibilidad constitucional de repostularse para un nuevo periodo.
¿Coincidencia o jugada maestra de los reeleccionistas?
¿Coincidencia o jugada maestra de los reeleccionistas?
La intervención de Quirino tuvo connotación política, y muchos analistas la vincularon a un sector reeleccionista integrado por cercanos colaboradores de Danilo Medina. Lo cierto es que Quirino dejó de sonar, o lo dejaron de usar, cuando se logró el objetivo: Frenar a Leonel Fernández.
¡Toño Leña a la carga! Como ya se definió el panorama electoral en la cúspide del Partido de la Liberación Dominicana, y la reelección marcha viento en popa, ante una oposición fraccionada y sin recursos económicos para enfrentar al PLD y Estado, que en la actualidad se confunden en una entidad en que cada vez es más diluida e imperceptible la frontera, nadie intuye interés político, por lo menos hasta ahora, en los reclamos económicos de Toño Leña, quien alega ser acreedor de un ex Ministro de Obras Públicas en el gobierno de Leonel Fernández y de dos funcionarios del gobierno de Danilo Medina.
Tan pronto pisó su tierra natal, Toño Leña, otro poderoso capo dominicano vinculado al narcotráfico internacional, deportado por Estados Unidos tras cumplir una leve condena, suministra a un conocido periodista la información de haber sido contratista de obras del Estado y que tenía como socios a varios funcionarios del gobierno de Leonel Fernández, y que de esos funcionarios dos siguen activos en el gobierno de Danilo Medina.
Se trata de una información que el Procurador General de la República, el mismo que que no mostró interés en escuchar a Quirino, no debía de desaprovechar, pues constituye una oportunidad para iniciar, desde el oficialismo, una cruzada creible en contra de los delincuentes que permanecen incrustados en las entrañas del Estado Dominicano, que actúan como padrinos poderosos del crimen organizado, ninguno de los cuales ha sido tocado ni con el pétalo de un flor, a pesar de que en casos tan sonados como el de Figueroa Agosto, Arturo del Tiempo Márquez, Mauricio Solano, y un largo etcétera, la vinculación de funcionarios de alta jerarquía, civiles y militares, ha estado a la orden del día. En todos los casos en que se han extradictado grandes capos del narcotráfico, el órgano encargado de la investigación, como por arte de magia, se paraliza, dejando intacta la estructura mafioso.
No ha habido interés, según lo demuestran los hechos, en llegar al fondo, y por eso la estructura criminal asociada al narcotráfico y al lavado de activos incrustada en el los órganos del Estado Dominicano permanece incólume, y los grandes cargamentos de drogas, sin importar la jerarquía de los extraditados, siguen llegando y saliendo de los puertos y aeropuertos dominicanos como Pedro por su casa.
Toño Leña ha declarado que era contratista de obras del Estado en el gobierno del PLD presidido por Leonel Fernandez, que era socio del Ministro de Obras Pública, Ing. Víctor Diaz Rua, quien es el Tesorero del PLD, y que la droga que recibía por la vía aérea, en avionetas que aterrizaban en sus dominios, era recogida en vehículos del Estado, en vehículos con placa oficial, suministrados por sus socios, y que todavía dos de sus socios permanecen como funcionarios activos en el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana que encabeza Danilo Medina. Eso debe ser investigado profundamente, pues la buena imagen del gobierno de Danilo Medina, que comenzó a empañarse a raíz del escándalo de la corrupción de la Odebrecht en Brasil, podría galvanizar la caída en picada de su popularidad, tal y como ha sucedido a las presidentes Bachelet y Rousseff.
¿Evadirá otra vez, el Procurador General de la República, cumplir con su deber?
Si no acomete el caso como es debido, le convendría renunciar, pues hacer caso omiso a las denuncias de Toño Leña, bajo el pretexto de que las palabra de un narcotraficante no merece crédito, constituye una acto de prevaricación y un flaco servicio a la sed de justicia que tiene la parte sana de la sociedad dominicana.
Si no acomete el caso como es debido, le convendría renunciar, pues hacer caso omiso a las denuncias de Toño Leña, bajo el pretexto de que las palabra de un narcotraficante no merece crédito, constituye una acto de prevaricación y un flaco servicio a la sed de justicia que tiene la parte sana de la sociedad dominicana.
Si el Procurador recibe a Toño Leña podría averiguar cuales obras del Estado le fueron otorgadas en el gobierno de Leonel Fernandez, como fueron financiadas y la participación de sus socios, incluidos Díaz Rúa.
Bastaría conque el Procurador solicitara al actual Ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, copia de los contratos y al Contralor de la República información de las erogaciones a favor de Toño Leña. Todo la información para acreditar la veracidad de la denuncia está en manos del gobierno de Danilo Medina, y como el capo afirma que todavía dos de sus ex socios siguen siendo funcionarios públicos, el asunto atañe al gobierno actual.
Toño dice que su dinero, dinero producto de la venta de drogas, se invertía en obras públicas del Estado Dominicano, y que en esas obras uno de sus socios eran un ex Ministro de Obras Pública, actual Tesorero del P"L"D.. De confirmarse la denuncia, se trata de un caso típico de lavado de activos.
Posiblemente a Toño el Constructor no había que avanzarle dinero ni pagarle cubicaciones para que siguiera trabajando,pues le bastaba invertir lavar su dinero y cobrar después.
¿Quienes eran los demás socios?
Esperamos que el Procurador General de la República no tema averiguar cuanto de verdad hay en la denuncia de Toño Leña, El Constructor, pues ¡coño!, lo mucho hasta Dios lo ve.
Esperamos que el Procurador General de la República no tema averiguar cuanto de verdad hay en la denuncia de Toño Leña, El Constructor, pues ¡coño!, lo mucho hasta Dios lo ve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario