sábado, 4 de agosto de 2012

UNA LEY DE SALARIOS INICUA E INSENSATA

En los gobiernos dominicanos los ministros han tenido un sueldo fijo y otros ingresos, que incluyen viáticos, pagos de tarjeta de crédito, factura de celular, comidas y bebidas en restaurantes, combustible, chófer, seguridad, etc.

Algunos son miembros de varios Consejos Directivos y por asistir una vez al mes, o ninguna, a una reunión del Consejo no se les paga sueldo, sino una compensación, que puede ser menor, igual o superior al sueldo que les paga el ministerio.. La suma de ingresos mensuales suele superar el millón de pesos, y algunos se meten en los bolsillos dos millones y algo más. Todo ese dinero sale de los bolsillos del pueblo.

El Senado de la República acaba de aprobar el proyecto de ley para regular los salarios de la adminsitraicón pública.A partir de ahora hay un tope... un tope grande, además de un 15% y un 10%, para gastos de representación y combustible. Los que ganarán 400 mil tendrán justificados 500 mil, ¡medio millon de pesos al mes! Los ministros, con sus 300 mil básicos, llegarán  a 375 mil duartes.

En un país donde mueren 417 ex braceros del Consejo Estatal del Azúcar esperando una pensión miserable de 5 mil pesos, mientras el resto de sus ancianos braceros  han enronquecido reclamando sus derechos, ese nivel salarial, creando una base que comienza en la cabeza, llora ante la cara de Dios. ¿ Por qué somos tan injustos e insensibles ante las penurias de los más pobres y tan indiferentes ante los salarios de miseria que gana la mayoría de los empleados, tanto públicos como privados?

El Lic. Ventura Camejo, Ministro de Administración Pública (MAP), dice que  con la la Ley de Salarios de la AdministraciónPública se pondrá coto a la  la inequidad salarial entre funcionarios de una misma categoría,  incluyendo el   del Presidente y  el Vicepresidente de la República; pero Ramoncito debió pensar primero en el salario mínimo, en el salario de los de abajo, donde no hay viáticos ni compensaciones. 

Lamentablemente lo que dominó el soliloquio, pues en el senado no hay  debates, solo concierne a los grandes salarios y a la "inequidad" salarial entre los ministros, pero no se ha tomado en cuenta que los empleados de abajo no reciben compensaciones, sino que tienen que pagar su transporte y su comida.

La inequidad salarial que pretende superar la ley nunca ha  afectado a los Ministros, ni al Presidente de la República, ni a los Presidentes del Poder Judicial ni a los Presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados.  Lo que debía dominar las discusiones es la escala salarial, comenzando por la base, y establecer una escala en función del sueldo base. Ningún funcionario debía debe ganar diez veces más que el salario mínimo.

Hasta ahora lo que han hecho las diferentes administraciones políticas que ha tenido el Estado Dominicano en los últimos 20 años, es incrementar paulatina y exorbitantemente los ingresos de los altos funcionarios y deprimir los de abajo, que ha devenido en una nueva modalidad de capitalización original, creando una nueva clase de ricos a expensas de las arcas del Estado.  El Estado Dominicano se ha convertido sistemáticamente en un generador de injusticia social a través de su política salarial, pues mientras mantiene a la base del servicio administrativo oficial  por el suelo, crea facilidades para que una pequeña élite se enriquezca.

Dentro de cualquier ministerio el sueldo del ministro tiene que fijarse en función del empleado que menos gana. Los países más igualitarios, aquellos donde la riqueza se ha distribuido con más equidad, los gobiernos se han encargado de mantener una relación constante entre las escalas salariales, como se ha hecho en los países nórdicos, que son donde menor es la diferencia social entre pobres, clase media y ricos.

Hay países en que el salario  de un ministro es siete veces mayor que el empleado de su ministerio que menos gana; en otros la proporción es de 1 a 10, de 1 a 12, etc.  Si aplicáramos aquí la proporción 1 a 10, si el Ministro de Hacienda tiene un salario de 600 mil pesos, un conserje del Ministerio de Hacienda ganaría 60 mil pesos y una secretaria ganaría por lo menos 90 mil pesos.

¿Acaso esto es posible en nuestra hermosa e inequitativa República Dominicana?


En críticas acerbas al proyecto que acaba de ser aprobado en el Senado, el Superintendente de Seguros, Dr. Euclides Gutierrez Félix, la califica como una estupidez, y señala que en la Superintendencia el sueldo mínimo es de 15 mil pesos, además de otras facilidades para los empleados de menos ingresos, entre ellas un bono escolar.


Lo que sucede en nuestro  país, donde no hay tribunas para los jodidos, ni partidos con valor para defender lo justo con la virilidad y gallardía que necesitan los hijos de Machepa, es la más acabada muestra de cinismo.  Mientras nuestros legisladores de nuestra caricatura de democracia celebran que un ministro no ganará más de 15 mil pesos diarios,  los de abajo no tienen padrinos, y como no están bautizados ni tienen un Moisés, seguirán herejes y nunca encontrarán, en este sistema de cosas, una ruta para salir de su desierto.


Nuestros legisladores se preocupan por la "inequidad" salararial entre los ministros, pero se muestran insensibles a que  un perro de cualquiera de las unidades caninas de la Policía  recibe para alimento mensual más de lo que  gana un raso de la Policía. 


Una ley de salarios racional y justa tienen que partir de un sueldo mínimo de por lo menos 15 mil pesos, y a partir de ahí crear la escala salarial. Eso es lo que se ha hecho en los países donde la justicia social es una realidad;  si el salario mínimo se establece en 15 mil pesos, el de un ministro debía ser 150 mil, y con sus viáticos, gastos para combustible, chofer,  etc. pasaría de 200 mil; pero aceptemos que la proporción 1 a 20 es justa, y dejemos a los ministros con sus 300 mil pesos más el 25% que le reconoce la propuesta aprobada en el senado, con lo que recibirá 375 mil pesos mensuales.
Pero, ¿ cuál es el monto del sueldo mínimo que paga el Estado Dominicano a sus servidores?  La Super Intendencia paga 15 mil, la Suprema Corte de Justicia menos de 7 mil y la mayoría de los ministerios  no llegan a 6 mil pesos.  ¿Acaso no hay en la base más inequidad que en las alturas? Para ofrecer una panorámica que permita apreciar la injusticia salarial dominicana, comparemos nuestro salario mínimo con el de los países Centroamericanos, nuestros socios comerciales, y cuyas economías son las que más semejanzas presentan con la nuestra. Las cifras las aportamos en dólares para favorecer la comparación: Panamá: US$ 342.00, Costa Rica US$ 325.00, El Salvador US$ 207.00, Honduras US$ 231, Guatemala US$205 y la República Dominicana US$ 171. 


Los empleados públicos dominicanos de la base viven sometidos a condiciones estresantes y el día de nuestra señora del cobro es una pesadilla; repartir los chelitos entre los acreedores, comenzando por el colmado, e ingeniárselas para llegar al próximo 25 es una pesadilla. Y si el empleado le ha vendido el alma al diablo a través de una Tarjeta de Crédito el asunto es de espanto y brincos.

Aunque usted no lo crea, la drástica política de austeridad impuesta por el Dr. Balaguer a partir del 1966 mantuvo la proporción 1 a 10, y por eso cuando el Secretario de Educación tenía un sueldo de 750 pesos, un conserje ganaba 75 pesos.  En ese entonces el costo de la canasta familiar no superaba los 50 pesos. Es una necesidad imperiosa, para combatir la inequidad social creada y estimulada por nuestros gobiernos, establecer cual debe ser la proporción entre sueldo mínimo y el sueldo más elevado de cualquier ministerio, y crear una escala en función de responsabilidades y calificaciones profesionales. 


Lamentablemente parece que en nuestro país el de abajo no tiene dolientes.  Si el Estado estableciera un salario mínimo de 15 mil pesos, tal y como lo paga la Super Intendencia de Seguros, dinamizaría la economía y comenzaría a estrechar la brecha social.
No estamos de acuerdo con el proyecto aprobado por el Senado, y deploramos que hayan sido tan ligeros para aprobar una ley que debió ser consensuada, llevada a vistas públicas y pensada para impulsar la justicia social desde abajo, no desde arriba. Recordemos a Duarte: "Sed justos, lo primero, si queréis ser felices."





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